viernes, 8 de mayo de 2015

Una postura de Marx

La luz que alumbra lo oscuro del modernismo

“Auto destrucción innovadora”
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En el segundo capítulo el modernismo y la modernización del libro Lo sólido  se desvanece en el aire, de Bermal Marshall exponen los avances de Karl Marx en el modernismo.
Muchos creen que sus aportes solo fueron para la modernización que divaga en la economía y la política; pero aunque algunos críticos a través del tiempo han expuesto que su colaboración no ha sido en los estudios culturales y que contrasta con los postulados modernistas, de alguna manera él si tiene que ver con esta dualidad.
Cabe destacar que Marx podría arrojar una luz nueva a los rincones oscuros del modernismo. En primera instancia todos creen  que Marx se empecinó por criticar a la sociedad burguesa, pero él inició por alabarla, porque ellos ayudaron a que la sociedad se revolucionara.
Fueron los burgueses los que cumplieron el sueño de intelectuales, poetas y artistas; ya que iniciaron la construcción de pirámides modernas, como lo son las fábricas, canales y maquinaria. Ellos lo inspiraban a disfrutar del proceso de creación de materia y fantasías.
Lamentablemente a la burguesía solo les interesa el dinero; por esto estaban creando grandes abismos, en la que solo los mega conglomerados son estables y evolucionan, el resto se estanca y no puede evolucionar. Marx buscaba una modernidad más plena que subsanara los errores del modernismo clásico, en la que todos se desenvolvieran libremente.
Por esto, de tanto alabarla la enterró y expresó “que todo lo solido se desvanece en el aire” porque los burgueses construían para destruir, recreando nuevamente en forma rentable. Eran como magos que con un simple chasquido de dedos, se vuelven violentos y destructivos. Seguidamente Marx empezó a transitar entre la felicidad y el horror de la revolución. Él sabía que luchar contra la sociedad burguesa no servía de nada, porque el crecimiento nos hace sentir vivos. La revolución debe ser permanente en la vida, sociedad y en todo; todos deben añorar el cambio.
Entonces su lado espiritual, el que lo hacía ver de manera trágica el precio que le imponían a la moral, arruinando la dignidad de los individuos, lo hacían desear la unión obrera para superarse, la libertad de comercio para iniciar el cambio, analizar las “aureolas” de las personas y concluía que nadie es tan puro; explica la horrible verdad de que lo “sagrado es profanado” que todo gira en torno al dinero y que la oposición es la que impulsa el capitalismo.

Finalmente expone su posible sociedad comunista, en donde todos sean libres e iguales, pero mucho tiene de capitalista. Pero el proceso que él plantea tardaría mucho tiempo en poderse realizar y probablemente dure poco, podría tornarse violento, contrario a sus creencias pacíficas. Aunque Marx constantemente revolviera la realidad con lo que él deseaba, éste capítulo muestra que él también hablo del arte, cultura y sensibilidad que hacen parte del modernismo.

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